Descripción conceptual

La instalación consta de dos bastidores en blanco y unos altavoces que reproducen la explicación de unos cuadros. Los bastidores tienen una perforación circular en el centro donde se adhiere un altavoz conectado a un reproductor de audio. Este altavoz reproduce la voz de un hombre comentando una pintura; la voz sólo ofrece una descripción formal del cuadro y la técnica que se utilizó, evitando dar información sobre el autor y nombre de la obra. De este modo la instalación la conforman una serie de “cuadros sonoros” que bajo el mismo concepto describen varias pinturas de diferentes épocas y distintos autores. Al encontrarse en un mismo espacio, las voces se mezclan, provocando un cuchicheo similar a una vernisage, pero que permita al espectador distinguir un relato de otro si se aproxima a un cuadro. En el centro del cuadro está ubicado el parlante de donde surge la descripción sonora, el punto de referencia donde nacen los colores, las formas y las texturas como relato, ésto se une directamente con la idea de una visión personal y única (un punto) sobre la materia. En “cuadros sonoros” el objeto al que la voz hace referencia toma forma en la imaginación del espectador. La infinidad de imágenes que genera el relato y la cantidad de interpretaciones posibles frente a una misma obra juegan un papel importante en la concepción poética de esta instalación sonora.